Una fotocopiadora más una biblioteca son la pesadilla de todo autor-escritor, quizá más que en cualquier otro caso, con los autores de libros para estudio en universidades. Este por supuesto es un problema sólo en los países de escasos ingresos, y quizá ni siquiera en principio sea un problema grande puesto que por lo mismo, los editores confían su suerte a las ventas en los otros países (los de altos ingresos). Pero si lo es para nuestros autores, y nuestros editores, cuyo mercado serían inicialmente nuestros países
La fotocopia es otro medio de impresión-encuadernación, que no se diferenciaría sino en aspectos accesorios del libro tradicional en edición "tapa dura" o la "edición de bolsillo" o la "paperback". Es de hecho mejor que éstos en varios aspectos cuando como decíamos se combina con una biblioteca universitaria, por ejemplo, en que puedo obtener el libro que me interesa "por partes", puedo obtenerlo casi que de inmediato, puedo obtenerlo a unos precios que en comparación son sensiblemente mejores. Asi que mi punto de partida es defender-aplaudir la opción fotocopiadora, pero buscar cómo recompensar al autor en todas las transacciones derivadas de esta opción (incluso si esto aumentara los precios unitarios de la fotocopia, es claro que hay aún amplio margen de maniobra para ello: si por ejemplo el usuario pagara sólo $10 más por fotocopia, el autor recibiría por cada transacción libro de digamos 300 páginas, $3000 más, nada mal sin duda como ingreso adicional y frente a lo que recibe de las opciones tradicionales anotadas antes)
¿Cómo hacer entonces?
1. Hay dos tareas básicas: A) que en toda fotocopiadora en servicio se registre el número de fotocopias de libros con derechos de autor, B) que en dicho registro a cada "autor fotocopiado" se le precise el número de fotocopias; hecho esto se contaría con información suficiente para saldar cuentas períodicamente con los autores favorecidos por el público fotocopiante
2. Las dos tareas de 1. tienen un elemento técnico y otro "político". El elemento técnico debe permitir contar las fotocopias (ya lo hace la máquina) pero además asociar el número de fotocopias a un autor (esto se podría hacer automáticamente y a un costo razonable a partir de una primera-siempre fotocopia en cada transacción, de la página del libro dónde aparece precisamente esa declaración de derechos de autor).
3. El elemento "político" es más retador. Se trata de lograr que toda fotocopiadora en servicio haga la tarea, la haga siempre, la haga sin hacer trampa, lo cual para ella traduce "un menor ingreso" (de $10 por ejemplo) en cada fotocopia de cada transacción. Decimos "menor ingreso" entre comillas puesto que con el sistema en funcionamiento lo que se haría en realidad sería subirle en $10 el precio al usuario. Lo que ocurre es que la tentación de hacer las dos cosas: subirle el precio al usuario y quedarse luego con los $10 en vez de pasarlos al autor puede ser grande para muchas fotocopiadoras en servicio
4. La solución a lo anterior reside evidentemente en la disposición voluntaria a la acción en favor de los autores por parte de los usuarios fotocopiantes; la cosa sería así: A) el usuario fotocopiante se afilia voluntariamente al sistema con lo cual se adhiere a dos sencillos compromisos, sacar sus fotocopias siempre sólo en sitios de fotocopiadoras en servicio afiliados al sistema, y hacerlo siempre pagando con un plástico (tarjeta débito o crédito) que permita vía el datáfono el "clearing" al final del día de los recaudos para todo autor, B) lo anterior implica que los sitios de fotocopiadoras tengan datáfono, C) lo anterior implica que las empresas que administran redes de datáfonos y los bancos hagan parte del sistema
5. El sistema es viable sin lugar a dudas en universidades y sus alrededores puesto que lo volúmenes dan para pagar la red de datáfonos y el servicio de "clearing" por una parte, y por otra porque convencer a estos usuarios fotocopiantes de su afiliación voluntaria al mismo no debería ser tan difícil; de hecho podría haber en ello una especie de sana competencia entre universidades para demostrar ante la sociedad ellas (a través del volumen de derechos pagados cada mes), al tiempo, qué tanto están logrando que sus estudiantes lean (o al menos muestren la intención fotocopiando), y qué tanto de esa lectura tiene asociado el correcto, decente y honesto comportamiento de la recompensa al autor :-)
PS1 Hay un detalle técnico pendiente (que no debería ser tan difícil ni costoso de resolver) que es convertir la imagen capturada de la página del libro donde está el copyright en una data asociada al número de fotocopias y su precio en la transacción, transmitible todo ésto por el datáfono y luego procesable en el clearing de los bancos. Sólo un "detalle técnico" sin duda (I hope so! :-), nada en todo caso en comparación con todo lo demás que estaría en juego...
PS2 En todo esto hay una bonita oportunidad para los bancos: de una parte pueden adicionar en mucho sus acciones-campañas de responsabilidad social, de otra "bancarizar" a jóvenes universitarios, futuros profesionales, cabezas de hogar de familias con niveles de ingresos medios o elevados :-)
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