jueves, 17 de diciembre de 2009

Año nuevo, nuevos productos

Un nuevo año llega en cuestión de horas (bueno, más bien días). ¿Qué mejor momento para pensar en nuevas realizaciones? En su familia, empresa, ciudad y corazón la expectativa es grande. A todos nos renueva terminar lo que ya completa 12 meses y sea cual sea el balance el futuro se asoma y en estas fechas somos más optimistas que de costumbre. ¿Cuál va a ser entonces la novedad con la que usted nos va a sorprender, a la altura de éste momento de buen ánimo y alegría? A continuación algunas ideas a modo de “tormenta”.

Retire aquella oferta que ya no le hace sentir orgulloso. ¿Para que insistir con glorias de otras épocas? ¿Por qué no dejar pasar a buen retiro lo que tantos buenos momentos nos prodigó? Los productos también envejecen. Algunos resisten el tratamiento cosmético pero otros simplemente ya no van más. Dicen los expertos que lo que se necesita para que fluya la creatividad es el vacío. Vacíe su mente, sus anaqueles y sus catálogos de aquello que ya cumplió su ciclo.

Abaláncese sin miedo sobre ésa idea que no lo abandona por las noches. ¿Cuánto lleva posponiendo ésa nueva iniciativa que le hace dudar pero también soñar? Un nuevo año es propicio para intentar nuevos caminos. Con 12 meses por delante hay mucho tiempo para andar y llegar a puerto. No se cohíba durante otros 12 meses. Ocupe enero en juzgar con resolución en el corazón si vale la pena, y si no déjelo que se vaya. Una idea es una idea. Un negocio necesita productos.

Deséeles buenos resultados en el próximo año a sus competidores. ¿Por qué obrar así? ¿No es allá donde van a parar los clientes que luego me hacen falta? Sus competidores (y usted para ellos) son la bendición del sistema. Sin el acicate del cliente que se puede ir o del otro que puede llegar si nos esforzamos y creamos más y mejor, el mundo de los negocios a más de aburrido no tiene sentido. Recuérdese actuando como consumidor ¿A las cuántas ofertas comienza a sentir que es real la dicha y el poder de gastar?

Dé las gracias a todos sus clientes por preferirle e indicarle cómo ser mejor. Ellos han hecho su empresa. Han demostrado que sus productos son útiles. Y han aprendido a reconocer su marca por lo que hace mejor que nadie. Ellos se esforzaron para llegar a ser sus clientes. Se atrevieron a ensayar. Recordaron, volvieron, les contaron a amigos y familiares de lo bueno que usted era y hacía. No hay duda que han hecho su parte. ¡Y eso sin contar todo el arduo ganado dinero que han intercambiado por sus productos!

Abrace a sus empleados y consejeros por seguirle con lealtad en su destino y el de la empresa. Ellos, aunque diferentes a usted, que es quien ostenta el espíritu empresario, completan la ecuación del éxito. Su dedicación a veces de toda una vida, su decisión de acompañarle hasta el final muchas veces sin ninguna certeza de donde terminará todo, merecen mucho aprecio y renovado reconocimiento. Allí estarán de enero a diciembre aportando para alcanzar las metas.

Ruegue finalmente que las buenas ideas y el buen ejemplo cundan entre los servidores públicos. Que sin sus esfuerzos no hay mercados dónde actuar ni sistema económico que hacer avanzar (¿sí?). Recuerde que sus decisiones no son más fáciles que las suyas. Y ellos solo tienen como recompensa el orgullo de actuar correctamente.

Bienvenido el año nuevo y que lo nuevo que creemos nos prodigue renovadas alegrías a todos. ¡Desde enero primero!

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