¿Puede haber un símbolo más definitivo que éste del talante de nuestra época? ¿Puede haber un espacio más deseado de hollar a diario para chicos, grandes e "idosos" (curiosa palabra portuguesa que significa ancianos)? ¿Podría alguien creer que su reinado está llegando a término y vuelve la calle?
De todo esto y más nos informa The Economist en su reciente edición doble de navidades
Le queda a uno la impresión después de su lectura que el ser humano no es que sea un animal de costumbres, más bien que su única costumbre consiste en adaptar todo - todito - lo que le rodea, para su comodidad física y mental
Y que las oportunidades en los negocios si provienen, por una parte de la fuerza innovadora, pero por otra también del reconocimiento que el espíritu de la época es tan real como los seres mismos que la habitan, es decir, que a toda innovación le llega su momento, y que asi mismo, ninguna se puede adelantar (ni retrasar) a su tiempo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario