lunes, 1 de junio de 2009

Política nacional (Colombia) de ciencia, tecnología e innovación (II)

Aquí el documento completo Conpes 3582 del 27 de abril de 2009

Aquí la entrada anterior sobre el mismo tema

Puesto que no somos ni politólogos ni economistas ni sociólogos, nos autoriza comentar de este documento la condición de nacionales (que sí somos)

Hoy vamos a examinar el examen que el CONPES mismo se hace acerca de la pertinencia de la intervención estatal para el avance del desarrollo científico, tecnológico y de la innovación. De entrada diremos que es sano que el CONPES se haya hecho la pregunta; saltársela cabe ser visto como acto de omnipotencia que en nada y nunca favorece la gestión, en este caso de parte del Estado (el CONPES produce políticas de Estado, que trascienden a los gobiernos)

Dice el CONPES que la intervención estatal si está justificada (y cita a varios autores que han estudiado el tema), que sin ella el desarrollo en los campos anotados o no se da o se retarda pues no habría quien haga la tarea, o no habría quien haga suficientemente la tarea:

"La intervención del Gobierno en forma de regulación e incentivos se justifica en el ámbito de la política de ciencia, tecnología e innovación por la existencia de fallas de mercado que ocasionan una subinversión de los agentes privados en actividades científicas, tecnológicas y de innovación. La literatura económica reconoce tres fallas de mercado que pueden conducir a niveles de inversión en ACTI (actividades científicas, tecnológicas y de innovación) inferiores a lo óptimo:

1. El conocimiento como bien público. El hecho de que un empresario no se pueda apropiar de todos los resultados de la inversión en generación de conocimiento hace que no tenga suficientes incentivos para invertir

2. La tecnología es claramente un bien afectado por problemas de información imperfecta – y de barreras a la entrada – dado que los costos e infraestructura necesarios no siempre están al alcance de todos

3. La incertidumbre acerca de los costos y beneficios de la investigación y sus resultados. Esta incertidumbre reduce y en algunos casos elimina del todo la inversión en ACTI"

Comentarios

1. Supongamos que los tres argumentos apliquen en todos los casos; aún cabe preguntarse: ¿Es la intervención estatal la única opción que la sociedad en su conjunto tiene? Son innegables en este sentido los casos de éxito recientes de naciones asiáticas por ejemplo, pero ¿en verdad no hay otra opción? La insistencia en la pregunta es porque en otras épocas el avance en ACTI se dió principalmente desde las universidades... y en ciertas áreas del conocimiento y sus productos hoy éste está (y ha estado) 100% en la empresa privada (la aeronáutica por ejemplo)

2. Supongamos que el primer argumento aplique y sea el definitivo; se deriva de ésto un reto singular: ¿cómo hará el estado para una vez logrado el conocimiento como bien público, convertirlo luego en (permitir que fluya en) los bienes y servicios que concretizan el bienestar de la sociedad? Algo así como ¿cómo llevará éste a cabo, óptimamente, una tal devolución masiva de impuestos, pero no en metálico...? La historia de Internet ofrece un buen ejemplo de la singularidad que nos preocupa, y eso que Internet comenzó a desarrollarse desde el sector privado y sólo como respuesta a contratos y metas estatales (de índole militar)

3. Los argumentos segundo y tercero difícilmente se sostienen pues se confunde en ellos tecnología con innovación asi como se confunde ciencia con tecnología. Es probable que la confusión se origine en el papel investigador predominante que la Universidad Nacional (pública) ha tenido en el país (frente - en este sentido - a un sector privado mucho más pequeño y tímido). El asunto es que ciencia, tecnología, e innovación, son entendidas porque son realizadas, por científicos, por técnicos y por innovadores, todos quienes apuestan a sus logros y hallan el camino para alcanzarlos (y así promueven lo mismo a sus patrocinadores estén éstos en el sector privado, en el estatal, o en el estatal de cualquier otro país)... En lo que si puede tener razón el CONPES es en que todo este talento de nacionalidad colombiana (y con mayor veras el de otros países) probablemente piensa hoy todavía en hallar su camino muy (pero muy) por fuera de nuestras fronteras; pero para evitar el sesgo en el juicio, sin duda ésto es algo que habría ya que evaluarlo a la luz de la propuesta país y no sólo de la de promoción de ACTI

1 comentario:

Herz dijo...

Interesante su reflexión. Hoy necesitamos esa mirada cuidadosa y detenida sobre los documentos que produce el gobierno, así sea solo de fragmentos aislados. Personalmente aun no entiendo que se quiere decir cuando se afirma que “La tecnología es claramente un bien afectado por problemas de información imperfecta”. Además, me parece muy sugestiva su pregunta por la socialización de los resultados de esas inversiones (punto 2 de su comentario). Para mí tengo, que se tiene una visión similar a la que implica la financiación de la creatividad artística: si el escritor o el pintor no hace nada de talla mundial pues se perdió esa platica, pero si de esa financiación sale un Botero o un Gabo, el primer beneficiado es el artista claro está, pero luego, más o menos claramente también resto de la sociedad y hasta de la humanidad, a través de producto más cómodos y baratos.
No obstante, no entiendo muy bien su crítica a los puntos 2 (en lo que se referiría a las barreras a la entrada) y 3 del CONPES. Creo que el gobierno tiene razón cuando dice que “La tecnología es claramente un bien afectado (…) por problemas de barreras a la entrada. En efecto, si un empresario quiere promover un cambio técnico de su propio ingenio tendría que invertir enormes sumas en investigación e implementación. Si necesita maquinaria, software o asesoría muy especializada, debe ser costosísimo emprenderlo. Estas serían "barreras a la entrada" dificilísimas de sortear.

Y con esto llego al punto 3 porque además de que producir nueva tecnología es costoso, el resultado es incierto porque puede que se logre algo nuevo, si, pero luego quién sabe si comercialmente ese producto novedoso sea rentable y si lo es, por cuánto tiempo. Pensar en estas dificultades debe ser muy desmotivador para un empresario con una nueva idea pero que no cuente con apoyo de nadie. En cambio con la política gubernamental vigente el empresario creativo a lo mejor sienta que si las cosas no salen bien, pues no caerá en el duro asfalto sino en un colchoncito financiero que le tiende la sociedad a través de Colciencias o del SENA.