La exigencia de INNOVATIVIDAD es permanente en la organización; porque permanente es el actuar de la competencia, que quiere quedarse con sus clientes. Sin embargo el plazo innovador es otra cosa. Los ingentes recursos que demana la práctica innovadora deben ser provistos por los productos y las líneas de negocios actualmente en buen desempeño. Por tanto a éstos se debe cuidarlos y favorecerlos innovadoramente también. Así, podemos pensar en primer lugar en innovación de corto plazo: pequeñas modificaciones a los productos actuales que mejoren su diferenciación y sintonía con los Jobs-To-Be-Done y/o sus costos; pequeñas modificaciones también a los procesos productivos y/o del canal de distribución con efectos similares. En segundo lugar estaría la innovación de mediano plazo: por ejemplo la que resulta en el lanzamiento de nuevos productos (extensiones de línea de productos actuales o nuevas líneas de producto); constituye una apuesta más grande (en inversión y en réditos) y tardamos más en llegar a completarla. Finalmente, la innovación de plazo más moroso, aquélla por ejemplo que introduce cambios en el mismo modelo de negocio, esto es, por ejemplo, en la forma de entregar el valor al cliente y cosechar de esta entrega mayores ingresos para la organización... Este es el tipo de innovación que cambia de raíz la estructura de una industria, con reajustes y reacomodos tectónicos en su cadena de valor, que ocasiona la extinción de "especies" completas y el surgimiento de nuevas especies
Todo plazo se cumple; y en todo plazo hemos de INNOVAR, de aplicar nuestra INNOVATIVIDAD
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